Una bonita historia

24 de mayo de 2016 | 5:49 pm

Muchas veces las nuevas generaciones quieren romper con todo lo que les han dicho sus padres o abuelos. Y claro, es un poco el rumbo que ha tomado la humanidad y gracias a eso el mundo ha mejorado y avanzado en muchos sentidos. Sin embargo, muchas veces a las personas mayores o ancianas no se les da el respeto que se merecen. Se les ignora, no se les toma en serio e incluso se les limita, como si envejecer fuera algo malo y no un paso obvio de la vida.

Un joven llevo a su padre a un restaurante para disfrutar de una deliciosa comida. Su padre ya era bastante anciano y por lo tanto, un poco débil también, mientras comia, un poco de los alimentos, caia de cuando en cuando sobre su camisa y su pantalón.

Los demás comensales, observaban al anciano con sus rostros distorsionados por el disgusto, pero su hijo permanecia en total calma.

Una vez que terminaron de comer, el hijo ayudo con adsoluta tranquilidad a su padre y lo acompaño al lavabo, limpio las sobras de comida de su arrugado rostro e intento lavar las manchas de comida de su ropa, amorosamente peino su cabello gris y finalmente le acomodo las gafas.

Al salir del baño, un profundo silencio reinaba en el restaurante, nadie podía entender como es que alguien podía hacer el ridículo de tal manera, el hijo se dispuso a pagar la cuenta, cuando se le acerco un hombre también de avanzada edad y le pregunto al hijo del anciano….¿ no te parece que has dejado algo aquí ¿

El joven respondio: no, no he dejado nada, entonces aquel extraño le dijo: si has dejado algo, haz dejado aquí una lección para cada hijo y una esperanza para cada padre.

Uno de los mayores honores que existen, es poder cuidar de aquellos adultos mayores que alguna vez nos cuidaron también, nuestros padres y todos esos ancianos que sacrificaron sus vidas, con todo su tiempo , dinero y esfuerzo por nosotros, merecen nuestro máximo respeto.

Es por ello, que en MILANIS nos sentimos tan orgullosos de nuestro trabajo.